martes, 11 de mayo de 2010

La demagogia anticapitalista que deja la Cumbre boliviana por el Cambio Climático

Bolivia, 23 de abril de 2010 (CEP).- La racionalidad burguesa funciona como en la canción de Ignacio Copani cuando éste parodia que “por un dólar” sería capaz de repartir caramelos con drogas en el colegio de su hermano menor. No importa qué vender ni a quién, sino el lucro a obtener. Por eso a los capitalistas no les interesan las consecuencias sociales y menos las repercusiones en la naturaleza que puedan tener sus negocios. Por ahí se explica la tremenda crisis de contaminación ambiental en el planeta.

Los capitalistas están infestando los ríos de contaminantes que van desde aguas ácidas de la minería hasta insumos para el narcotráfico. Las empresas privadas madereras están acabando con los bosques con la complicidad de las autoridades del gobierno. Las autoridades del “proceso de cambio”, de Evo Morales, actúan con un “dejar hacer, dejar pasar” en casos graves en que las transnacionales o los empresarios locales atentan contra los ecosistemas naturales.

Y ése fue el tema prohibido en el desarrollo de la rimbombante “Cumbre Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra”. Evo Morales identifica al “maligno” capitalismo en todas las regiones del planeta, salvo en la explotación minera que hace la transnacional San Cristóbal (Sumitomo) en su natal Oruro, tampoco menciona las madereras (MADEP y otras once) que su gobierno ha defendido en enero al expulsar con violencia a 35 familias Pacahuara de la comunidad La Selva, sorprendidas se enterarse que están asentadas en concesiones privadas.

A principios de abril, Evo Morales anunció que los campesinos de las tierras altas de Potosí pronto podrán viajar por una carretera de doble vía para ver a sus parientes emigrados a tierras bajas del Beni. Pura hemorragia verbal para que los bolivianos comenzaran a pensar en rutas cómodas y seguras. Pero en los hechos, Morales firmó con el gobierno de Brasil un convenio para construir la carretera San Ignacio de Moxos – Villa Tunari que se comerá inmensas hectáreas de selva del trópico. ¿Los favorecidos más visibles? La gran burguesía brasileña, la gran burguesía boliviana, los narcotraficantes, los ganaderos y, ¡qué casualidad!, los capitalistas chinos.

El único resultado claro es una consolidación del capitalismo burocrático en el país, defendido por el “proceso de cambio”, con consecuencias sin límite para la sociedad y la naturaleza. Y es que mientras Evo gasta oxígeno en discursos sobre los “derechos de la madre tierra”, al mismo tiempo lleva adelante un ansiado plan del imperialismo como es la iniciativa IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana), sostenida con apoyo del BID, la CAF y el Fonplata.

Según versiones periodísticas, la construcción de la carretera bioceánica (parte de IIRSA) Santa Cruz – Puerto Suárez causó impactos sociales inmediatos porque se instalaron prostíbulos móviles en los campamentos de la empresa constructora, para lo que se llevaba a niñas indígenas. Está demás decir que la vía atraviesa el territorio donde están asentadas 45 comunidades indígenas, y su construcción empezó poco después de subir al gobierno Evo Morales.

Ya está visto que las tribunas aguantan todas las barrabasadas del “presidente indígena” y alientan todos los insultos al capitalismo. Pero Evo Morales baja de las tribunas para dar espaldarazos a los intereses imperialistas y defender grandes proyectos capitalistas, defenderlos incluso de reclamos de los propios pueblos indígenas.

Si al “proceso de cambio” le interesa realmente defender los “derechos de la madre tierra”, sólo para poner un ejemplo, ¿por qué el gobierno importa el diesel más sucio de la región para consumo interno? ¿Un diesel que es el mayor responsable de la emisión anual de 5.400 toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera (que mezclado con agua o humedad hace ácido sulfúrico)?

En la Cumbre Mundial que acaba de pasar, los indígenas de tierras bajas pidieron ser consultados a futuro antes de comenzar a construir carreteras en sus territorios. Algo similar exigieron los pobladores de Coro Coro, en 2009, después de que el gobierno autorizó a capitales coreanos a explorar y explotar los yacimientos de cobre en el lugar. Lo cierto es que los indígenas y los sectores populares son los últimos en enterarse de los favores que hace Evo Morales y su gobierno a las transnacionales.

Los reclamos de los sectores populares son cada vez mayores y cada vez con mayor fuerza, a pesar incluso de algunos de sus dirigentes que no dudan en venderse a los intereses capitalistas o del gobierno del MAS para abrirles paso a la explotación de sus recursos naturales.

El mercader Evo Morales no va a poder mantener por más tiempo su falso discurso anticapitalista porque los hechos muestran que es un férreo defensor de los intereses del imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes en el país. Puede autoerigirse en el defensor de los “derechos de la madre tierra”, pero su contribución a lacerar la naturaleza y a los sectores populares es inmensa. Al final es otro defensor más de la ya retrograda racionalidad capitalista.

Algunos temas que al “proceso de cambio” no le interesan:

- Aún no se estudia cuáles son las causas del incremento del cáncer (leucemia en niños), hipertensión, diabetes y otras enfermedades crónico degenerativas en las regiones mineras del país, y que afectan a la población más pobre. Tampoco se lleva un recuento serio y sistemático de estas enfermedades, sólo los médicos y hospitales públicos reportan ocasionalmente el aumento de casos.
- El Ingenio Minero de Machacamarca, de propiedad del Estado, vierte cada segundo entre 20 y 25 litros de agua ácida contaminada directamente al río Huanuni, y las tierras campesinas de aguas abajo tienen un alto nivel de degradación. El ingenio estatal trabaja 200 toneladas métricas de mineral por día.
- Un grupo de investigadores de la Universidad Técnica de Oruro calcula que en 7 kilómetros de cauce del río Pairumani, los centros mineros de Japo, Morococala y Santa Fe han logrado depositar mediante sus aguas ácidas más de 1,5 millones de toneladas de sedimentos minerales. Se calcula tanto sedimento que es posible recuperar 22 mil toneladas de estaño fino. Las comunidades campesinas de la subcuenca sobreviven afectadas por la contaminación que perjudica su producción agrícola y pecuaria.
- Los propietarios de Ingenios Mineros de Potosí fueron denunciados por delitos contra la salud pública, delitos ambientales y contra la economía nacional por contaminar el río Pilcomayo, pero la Corte Superior de Chuquisaca ordenó a “extinción de la acción penal”.
- Las aguas del río Pilcomayo están contaminadas por diferentes metales pesados, entre ellos el plomo. En las aguas de clase D (no aptas para el consumo humano) el valor permitido por la Ley de Medio Ambiente (0.1 mg/L) es sobrepasado en 7 veces. En las aguas de clase A (aptas para el consumo humano) el valor legal permitido (0.05mg/L) es rebasado 3 veces. Los suelos contienen plomo en 23 veces más de lo aceptado por las normas de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. La zanahoria y la cebolla que producen los campesinos cerca del río Pilcomayo sobrepasan los límites de existencia de plomo en 11 y 18 veces lo permitido por los estándares de la Comisión Europea. Lo mismo pasa con los peces. (Informe del Defensor del Pueblo).
- La transnacional San Cristóbal extrae cada día entre 42 mil y 50 mil metros cúbicos de aguas subterráneas en la zona más seca del país, según la investigación “Minando el agua: la mina San Cristóbal, Bolivia” hecha por el hidrogeólogo Robert Moran a partir de los propios Estudios de Impacto Ambiental de la compañía. “Tasas tan extremas de extracción aseguran –dice el estudio– que grandes áreas de los acuíferos locales van a ser desabastecidas por varias décadas después de que MSC concluya sus actividades. De esta manera muchos otros usuarios potenciales de agua se verán impedidos de hacer uso de estos recursos”.
- La Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) de La Paz contamina cada día con 80 millones de litros de aguas residuales (originados en la ciudad de El Alto) los ríos Pallina y Katari, que a su vez desembocan en el lago Titicaca.
- Salvo por la ciudad de Santa Cruz, ninguna ciudad grande o intermedia del país hace tratamiento de sus aguas residuales y contaminadas. Los investigadores de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) aseguran que el río Choqueyapu, que atraviesa la ciudad de La Paz, es una gran cloaca, más que un río, porque allá van a parar, sin ningún tratamiento, las aguas desechadas de domicilios y fábricas de la sede de gobierno.
- Toda una población de indígenas Pacahuara, de la comunidad La Selva (en Pando), fue desalojada el pasado 11 de enero con extrema violencia (al punto que el embarazo de una mujer derivó en aborto) por el Instituto Nacional de Reforma Agraria. Las autoridades del “proceso de cambio” les destruyeron sus viviendas y sembradíos, en defensa de la empresa maderera MADEP y otras once privadas con concesiones para explotar madera en el lugar. La denuncia fue hecha pública por la Central Indígena de la Región Amazónica de Bolivia (Cirabo). Problemas similares son generalizados en el norte amazónico y en la región chiquitana.
- Distintas organizaciones consideran que el IIRSA, financiado con 70 mil millones de dólares, puede causar graves impactos negativos a los pueblos indígenas y a los ecosistemas del país. Los proyectos hidroeléctricos en la región amazónica, por ejemplo, son un componente importante del IIRSA con las megarepresas de San Antonio y Jirao en Brasil, un proyecto binacional Bolivia-Brasil (Ribeirao) y un proyecto en Bolivia (Cachuela Esperanza). Se prevé que este último tenga una superficie de 690 kilómetros cuadrados, es decir tres veces más que cada represa brasileña y sus impactos a nivel de las comunidades indígenas podrían ser más grandes.
- El gobierno boliviano compra el diesel más barato y más sucio (mayor contenido de azufre) para abastecer al parque automotor interno. Un grupo de investigadores de la UMSA calculan que la combustión de ese diesel emite cada año 5.400 toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera, lo que mezclado con agua y/o con las mucosas húmedas de los seres vivos ¡se transforma en ácido sulfúrico!

(Con datos tomados de www.pieb.com.bo, Revista IDEA de la Carrera de Ingeniería Mecánica – UMSA, Informe del Defensor del Pueblo, reportes periodísticos).

Artículo del Centro de Investigaciones Populares CEP - Bolivia