viernes, 19 de diciembre de 2014

Los agronegocios y el control represivo: los pilares del gobierno de
Alianza País en el campo.

Par el movimiento proletario es vital la alianza obrera campesina. Esta unidad estratégica tiene plena vigencia hoy en día, pues nuestro país está constituido todavía por una considerable masa de campesinos medios, pobres y sin tierra, los cuales viven sometidos a la explotación y a la marginalidad de todo tipo.

La cuestión campesina debe ser seguida paso a paso por las fuerzas revolucionarias, conocer su realidad,  la dinámica de los cambios y nuevas contradicciones que aparecen, son aspectos medulares para tomar decisiones en la lucha popular. Un movimiento campesino de nuevo tipo debe construirse sobre las bases de un programa verdaderamente comunista, sobre un proceso que busque cambiar radicalmente la sociedad, en ello el papel de campesinado como fuerza aliada deberá cumplir todo su despliegue democrático y progresista que enrumbará a la sociedad al socialismo y al comunismo.

Desde luego hacer una revisión de la realidad campesina en nuestro país implica poner la lupa a Ecuador en medio de las relaciones sociales y de poder en un contexto global de la dominación capitalista e imperialista.

Los países oprimidos como el nuestro están estructuralmente subordinados al imperialismo, su estructura económica y productiva está determinada y distorsionada por fuerzas externas a ella, más concretamente las economía de los países oprimidos dependen de las inyecciones de capital extranjero, de las demandas de los países imperialistas y de la división internacional del trabajo imperialista. Desde luego, las naciones oprimidas como Ecuador son parte integrada de una economía unificada mundial, esto no significa que sólo llevan el sello de una relación externa de  dependencia, sino que también el imperialismo es interno a los países oprimidos, en la medida que está integrado a la estructura de clase y al nivel del aparato productivo de estos países. El carácter semicolonial de nuestro país responde a esta lógica y leyes del sistema capitalista imperialista, en donde no se puede ni soñar en crear una base y desarrollo de una economía autónoma e independiente sin romper con este sistema de explotación.

Las clases dominantes desde hace décadas atrás han venido implementando distintas medidas de reformas agrarias en función de proteger a la gran propiedad exportadora, a los terratenientes y campesinos ricos. Dichas políticas no han estado dirigidas  a democratizar las relaciones de propiedad y poder en el campo, sino más bien, uno de sus  objetivos ha sido desviar la lucha de clases en el sector rural, tirando a la mesa de la negociación y la componenda los conflictos y reivindicaciones populares, hechos históricos negativos para el campesinado y el movimiento proletario en general, acaecido en contubernio con la dirección y práctica reformista de los partidos de la izquierda y del llamado movimiento social indígena, cuyo colaboracionismo ha desviado el carácter democrático y revolucionario de los pobres del campo.

En la historia política del Ecuador, gobiernos liberales como gobiernos socialdemócratas han gerenciado el estado burgués, ambas modalidades a su turno - unos poniendo más énfasis en medidas neoliberales y los otros embarcándose en el curanderismo asistencialista estatal- sirven a los intereses de la dictadura burguesa, son dos caras de una misma moneda de opresión que despliega la burguesía y el imperialismo en cientos de países oprimidos como el nuestro. Cada gobierno que ha dirigido el estado burgués ha incursionado en una serie de programas dirigidos hacia sector del agro, la mayoría bajo los parámetros del llamado “desarrollo rural integral”, modelos que han rayado en necias políticas asistencialista, proyectistas-desarrollistas y clientelares, las que ha servido para mantener y agravar las injustas relaciones sociales y de propiedad en el campo, proteger y nutrir de infraestructura a los agronegocios capitalistas, a los terratenientes y  gamonales ha sido la línea constante.

De ahí que Ecuador hoy por hoy lleva la delantera en el continente en cuanto a las desigualdades en el acceso a la tierra, cuyo coeficiente Gini alcanza el 0,81. La concentración de la tierra está en manos de un segmento minúsculo y privilegiado de burgueses y terrateniente, el 47% de las tierras pertenecen al 0,68 de la población nacional, las upas de más de 500 hectáreas que reflejan un 0,16% de las unidades productivas representan como el 16% del total de las tierras. En  contraste tenemos que  64% de unidades productivas de menos de 5 hectáreas apenas corresponde el 6, 53% de la superficie de la tierras, existen según datos oficiales como alrededor de unas 165 mil upas del tamaño de media hectárea, son minifundios que no garantizan ninguna generación de condiciones de vida dignas, no generan garantía ni en productividad ni empleo, más cuando los pobres del campo tiene  sus retazos en lugares áridos y sin agua.


El cuadro de abajo nos describe la injusta distribución de la tierra.


El gobierno de Alianza País representa la suerte de una socialdemocracia en términos ideológicos pero en la práctica política cumple a raja tabla políticas abiertamente neoliberales, y quizás, en lo referente al agro, este gobierno reaccionario cumple con más devoción con  los requerimientos que pide el agro capital.

Este gobierno se inauguró bajo el llamado y aprobación de una nueva reforma jurídica, el mecanismo de llamar cada vez a una Constituyente ha sido una eficiente táctica de parte de las clase dominantes para re oxigenar el podrido estado burgués, de ahí que la última Constituyente que culminó como una nueva Constitución aprobada en el 2008 fue otro acontecimiento que sembró ilusiones constitucionales y legales a una mayoría encandilada y sin consciencia política.

Los capítulos de la Constitución sobre el Buen Vivir y lo que se escribe en el Art. 281 referente a la Soberanía Alimentaría, quizás sea lo más cínico y demagógico que se haya aprobado para engañar al pueblo. La triste realidad es que los millonarios dueños de los agros negocios tanto en la sierra como en la costa están haciendo su agosto bajo la tutela de las políticas y burocratismo parasitario implementado para el agro por el gobierno de Alianza País, no es pura coincidencia que los mayores índices de pobreza estén en el campo, y localizados alrededor donde operan los negocios capitalista del agro.

En nuestro país desde los años ochenta se viene desarrollándose una ola de actividades productivas ligadas a empresas capitalistas, estás se han ido posesionando en cultivos extensivos como la palma africana y plantaciones forestales, actividades sobretodo localizadas en la costa. Estos agronegocios junto a los ya tradicionales como el banano, la caña de azúcar, el café y el cacao son actividades que han generado enorme impacto sobre la concentración de la tierra y la proletarización de miles de pequeños campesinos que han sido absorbidos como mano de obra barata para dichas empresas. Los pequeños campesinos han sido forzados por una serie de maniobras a tener que vender o ceder la tierra a los capitalistas del agro, es evidente en estas zonas la desarticulación de la estructura campesina, de la pequeña propiedad y el surgimiento de trabajadores rurales. Se debe agregar además del grave impacto ambiental que significa este tipo de actividad, tanto para el suelo, los bosques y el agua.

A la par en la sierra norte de Ecuador los agronegocios dedicados a la exportación de productos no tradicionales han crecido, cultivos de flores, brócoli, espárragos y alcachofa son negocios que cubren el paisaje campesino. Esta actividad capitalista ha encontrado en las comunidades campesino-indígenas algunas ventajas competitivas, sin tener que invertir en enormes cantidades de tierra se beneficia además de un enorme ejército de reserva de mano de obra barata, las misma reproducción de esta fuerza laboral no está a cargo de las empresas pues muchos de estos trabajadores complementan actividades productivas todavía en sus pequeñas parcelas, lo que significa mayores ventajas para los capitalistas. Aunque los  agronegocios no han acaparado significativas extensiones de tierra en cambio han monopolizado el agua, ya que actividades como las de las florícolas requieren enormes volúmenes de agua, lo que ha causado graves problemas  con las comunidades locales tanto en su abastecimiento como la contaminación con residuos químicos provenientes de estas empresas.

Si bien, en estos últimos años el campo ecuatoriano ha visto la creciente actividad de los agronegocios capitalistas para la exportación, todavía en muchas partes del país una serie de relaciones precapitalistas están al orden del día, muchas formas de explotación semifeudal  están ligadas a la producción agropecuaria, con más relevancia en las actividades ganaderas. Por ejemplo en la Provincia de Morona Santiago en donde miles de hectáreas están dedicadas a la ganadería -que provee de carne a ciudades como Cuenca, Riobamba y Guayaquil- es muy común la utilización de las vaquerías y años corridos, personas que son explotadas por gamonales y campesinos ricos, incluso con la vil explotación de mujeres y niños. Aquí ninguna legislación laboral es aplicada.

Si como vemos, son los agronegocios capitalistas  los que sea han ido consolidando en el campo y junto a ello la supervivencias de la semifuedalidad, la actuación del gobierno de la llamada “revolución ciudadana” has sido solapar y mantener estas estructuras, en ese sentido ha ido dando los mismos pasos burocráticos y asistencialistas semejantes a los de anteriores gobiernos, con una serie de programas intrascendentes que no reflejan lo que ellos mismo demagógicamente han aprobado. Por ejemplo, la Ley Orgánica del Régimen de Soberanía Alimentaria aprobada en el 2009, habla de dos objetivos por conseguir: 1. La política de tierras orientada a frenar la concentración de este recurso y disminuir el alto índice de Gini; y 2. Convertir a la agricultura familiar en el eje central de las políticas públicas orientadas al desarrollo rural y a la soberanía alimentaria. A esto no olvidemos lo del “buen vivir” y a lo que podemos agregar lo de “economía social y solidaria” otro slogan de este cuento.

Como es que se dice que se quiere frenar la concentración de la tierra y democratizar el campo en el país cuando agronegocios como la palma africana y los mismos ligados a la caña de azúcar y a la producción de banano poseen enormes haciendas con miles de hectáreas. Como piensa el gobierno redistribuir la tierra si no ha afectado ni un centímetro de estas haciendas capitalistas para darles a los pobres sin tierra, como piensa democratizar el campo el gobierno de Alianza País si apenas ha repartidos un par de fincas de algunos deudores entre algunos oportunistas y clientelares que actúan bajo la fachada de asociaciones campesinas. Y que se dice del tal llamado “fondo de tierras”, si la mayoría de la tierra y las mejores tierras está en manos de los capitalistas dueños de los agronegocios. Cínicamente algunos de estos tecnicuchos verdes hasta hablan de estar haciendo la “revolución” agraria, la única verdad es que el cinismo y la demagogia son políticas de estado de este gobierno vendepatria.

¿Y qué de convertir la agricultura familiar en el eje de las políticas públicas? Algo muy claro: más mentira y más demagogia. ¿Sabe el pueblo ecuatoriano y el campesinado lo que han hecho los burócratas del Magap? Nada más que aliarse con los agronegocios. El Magap junto a otros organismos y ministerios propone para  el desarrollo rural encadenar a los pequeños productores a las garras de los buitres de la agroindustria capitalista, han creado El Programa Nacional de Negocios Rurales Inclusivos “PRONERI”, un programa copiado de ongs extranjeras que tiene la finalidad de hacer convenios con las empresas del agronegocio, según ellos dicen que esto procurará a los pequeños productores asegurar de mercado estable para sus productos. El Magap ha establecido a 10 empresas que integrarán la producción campesina, entre ellas están: Nestlé, Energy Palma, Floralp, Nintanga, Agroparaíso, Transmar, Triari, Canolandia, Cuycuna, El Ordeño, Ecuavegetal, Agroficial, Palmeras del Ecuador, Providencia. Es decir las empresas que están quebrando y matando a la pequeña producción campesina resultan que son las aliadas para el Magap y las encargadas de impulsar la pequeña economía campesina. ¿Será que poner bajo el control de los agronegocios  a la pequeña producción campesina significa a convertir a la economía familiar en el eje del desarrollo? Desde luego que no.

Un ejemplo muy evidente que describe quien se enriquece con la llamada “revolución ciudadana” es el caso de PRONACA. Esta empresa monopoliza el  negocio del maíz duro, la producción de balanceados y los integrados de pollos, pavos, chanchos, además de palmito, y la producción de conservas de productos agrícolas. Se ha beneficiado de los famosos mecanismos que integran a los campesinos a las empresas capitalistas siendo estas las que controlan toda la cadena agroindustrial de productos agrícolas y ganaderos, han convertido a una gran masas de pequeños productores en asalariados de sus empresas haciéndoles creer el cuentos que son empresario activos, se le a hecho firmar contratos en donde ellos determinan los precios y los volúmenes de producción, y con fuertes castigos si hubiera incumplimientos, así podríamos decir que las economía familiar más bien está integrada a los intereses de los agronegocios, a su lógica productivista y mercantil.

¿Será que el buen vivir en el campo llegará con la implantación de cultivos extensivos de caña para producir etanol? ¿Y qué podemos esperar del famoso Socio Bosque basado en las directrices del programa imperialista REDD y mercado del carbono? Verdad que el buen vivir no va llegar con las formulas del capitalismo verde. Y desde luego que no con lacayos que acaban de firmar un TLC con la comunidad europea en perjuicio de miles y miles de pequeños productores del campo ecuatoriano.

Pero no solo ha sido eso, no hay que olvidar la política reaccionaria del llamado “areteo” del ganado, una medida que llevó al rechazo del campesinado en general, por ser un mecanismo de mayor control al campesinado, pero quiso imponerse con una enorme propaganda llena de demagogia y engaños.

También el campesinado consiente ha estado rechazando las medidas “regularizadoras” que los burócratas de Agrocalidad quiere implementar, estas políticas antipopulares ordenadas por los agronegocios que busca sacar del mercado a los pequeños productores, bajo la mañosa formula de la regularización de los “estándares sanitarios”, acusando a los campesinos de desaseados e ignorantes, estas medidas directamente tratan de beneficiar a los monopolios capitalistas de la  leche, yogurt y del queso.

Otra gran amenaza a la vida campesina ha sido el tratar de implementar los mega proyectos de minería, este tipo de industria es considerada como la más agresiva no solo en cuanto a los impactos ambientales que genera sino también por el despojo de la tierra y de las fuentes de vida del campesinado. El gobierno de Alianza País se ha convertido en el gendarme de las corporaciones imperialistas mineras.

Todo esto nos hace comprender el carácter represivo de este gobierno, en especial la persecución y criminalización contra la  protesta que han venido llevando a cabo con justa razón las comunidades campesinas. Si su afán es defender los intereses de los agronegocios, el de las corporaciones  mineras y petroleras entonces es claro su carácter controlador y el uso de las fuerzas policiales y sus órganos judiciales para reprimir al pueblo. Nunca antes se ha visto como un gobierno persigue y criminaliza la protesta de los pobres del campo, mujeres campesinas, dirigentes campesinos han sido encarcelados y judicializados bajo delitos de sabotaje y terrorismo en este gobierno. Se ha implementado un enorme aparato para reprimir y controlar y una red de agentes políticos camuflados.

En conclusión se puede decir que ningún gobierno de turno sea este neoliberal o socialdemócrata y que responde  los intereses del sistema capitalista imperialista tiene la solución para resolver la cuestión campesina. Las políticas asistencialista y  clientelares del actual gobierno que ha llevado al MAGAP a reunir en un combo institucional bajo denominaciones como CADERS, PRONERI, PIDAASSE, legalización masiva de tierras, innovación de tecnologías, redes de comercialización, etc. son el fiel reflejo del burocratismo enfermizo de una estado semicolonial, sujeto a la penetración imperialista y los intereses de las clases dominantes locales.

Ya pasó el tiempo en que la burguesía de los países oprimidos con sus ínfulas nacionalistas y patrioteras –como bien se les puede encasillar a algunos miembros dirigentes de Alianza País-  puedan soñar con hacer la revolución democrático – burguesa, o buscar dizque un desarrollo capitalista autónomo, sólo en la mente politiquera de Correa y sus huestes borreguiles habitan slogans como “cambiar la matriz productiva”, el carácter de clase al que están atados ellos y su movimiento tan sólo les condiciona a ser curanderos del capitalismo, a disfrazar la pobreza y las miserias del sistema con bonos y parches dentro del marco que les permite el capital. El resto es cuento y demagogia.

Sólo la revolución social comandada por el proletariado y su vanguardia, desplegando la   estratégica alianza obrero- campesina y destruyendo el estado burgués, puede desatar el camino democrático popular y devolver la tierra a los campesinos sin tierra, pero no únicamente eso, lanzará la lucha de clases en el campo a un nivel más elevado, los trabajadores del campo y la ciudad comandarán un poderoso movimiento de socialización del campo, bajo los principios de la solidaridad y equidad harán florecer del suelo comida  acorde a las necesidades nutritivas, de salud y preservación de los ecosistemas, se podrá planificar en armonizar la vida del campo y la ciudad, desarrollar la industria y la tecnología al servicio de las masas populares y tomar decisiones contundentes para el cuidado de la naturaleza. Nos volveremos más humanos y más parte de la naturaleza, sin las trabas de un sistema clasista y sin la ganancia privada de por medio daremos un enorme paso al futuro.

Coordinadora Campesina Popular CCP